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El Trinche aparece abajo, el primero de derecha a izquierda, en un partido con Colón. | La Nación. |
Maradona ya había usado ese truco antes. Eso de decir “sos mejor que yo”. Con la misma falsa humildad siempre que lo hacía. Se lo dijo al salvadoreño Mágico González, el jugador cadista del que ya contamos su historia. Y también a su compatriota El Trinche, un mito del fútbol del que no hay apenas vídeos jugando y al que el mundo del fútbol eleva a la categoría de Cruyff o Pelé. “Pero es que El Trinche era mejor que Maradona”, exclama un argentino en el documental de Informe Robinson que nos acercaba a ese gran desconocido a la audiencia española.
Estuvo a punto de ir a Francia cuando jugaba en Rosario Central, se cuenta. Pero no se firmó el contrato. Más tarde sonó con fuerza para el Cosmos, en Estados Unidos. Pero allí jugaba Pelé. La leyenda popular dice que el brasileño no quería a nadie cerca que le hiciera sombra. Eran tiempos en el que se entrenaba con unos polos abiertos hasta la pechera, con mangas ajustadas. En el vestuario se cambiaban los pantalones cortos por los vaqueros de campana y directos al bar. El Trinche tenía esa mirada pérdida de los genios. Fíjense en los ojos de Messi. En las pupilas de Marado. Le gustaba pescar. También tomar cañas, aunque no demasiadas. Y se acostumbró a faltar a los entrenamientos en unos años en los que el fútbol daba cada vez más importancia al físico. Se confesaba un tipo solitario.
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Junto a Maradona en verano de 2019. | Instagram |
Aldo Poy, uno de los jugadores de la selección, dijo que si ese equipo hubiera ido al campeonato lo hubiera mejor que ellos. En ese equipo que tumbó a la selección nacional se encontraban también Carlos Aimar y Mario Kempes. La leyenda de aquel jugador con nariz de boxeador, patillas y pelo largo no ha parado de crecer. Argentina tan solo clama justicia.
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