“Esta es nuestra fiesta, la de los
pobres, la de los locos”. El privilegio del trabajo asalariado en
su modalidad de prácticas y un viaje de 500 kilómetros entre Adra y
Valencia agradecieron los centenares de metros cuadrados de tierra que
compusieron una zona de acampada lista para recibir a los 7.000
asistentes ante los que el municipio abderitano preveía desnudarse
con el The Juerga's Rock. Al fin y al cabo para disfrutar de un
festival poco más hace falta que un hueco dónde acampar.
Llegamos tarde porque llegar pronto
significaba no firmar el paro para una, y tener que ir el lunes a por
él para otro. La consecuencia: faltar a la fiesta de bienvenida. Una
bienvenida que la organización dio a sus juerguistas con un
escenario caliente desde las 21:00 horas con No Potable. Más tarde
llegó Cizaña, quienes precedieron a Los Mojinos Escozíos, que
entraron en Adra como Pedro por su casa con falda escocesa y ese
estribillo de las niñas del colegio de La Salle que permitió,
permite y permitirá alguna que otra broma con las alumnas de cierta
escuela. Tras ellos le llegó el turno a Maniática antes de que
cerraran los granadinos de Eskorzo.
Nos recibió Trashtucada con la
bienvenida más digna. “Siempre sale el sol, y no importa
amanecer”, la arena del coliseo romano que hacía de 'grada' para
el público enmudecía, el polvo se levantaba, De festi? Vale sonaba desde el escenario del Juergas. Nos habíamos perdido
Alademoska por una hora de viaje, pero éramos bienvenidos.
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Paco, anciano comunista y republicano./ Alba Medina |
Tocaron Kiko Veneno y los primeros
internacionales del Juergas: los norteamericanos de Anti-Flag. Con el
pabellón caliente esperando a los leones saltó a la palestra
Soziedad Alkohólika. Dos años hacía que los vitorianos, censurados
en Madrid, no tocaban en tierras almerienses. Un directo a la altura
de sus avales. “Si algo tienen que sentir hacia nosotros, que sea
miedo”, podría ser el eslogan de la banda. Sonaba Política del Miedo. Motxalo, Cuando Nada Vale Nada, En el Tejado y S.H.A.K.T.A.L.E. brillaron. No hubo barricadas, ni asaltos a las
viviendas de Adra, ni revueltas contra los cuerpos de seguridad.
Carmena podría tomar nota.
Bajó S.A. y subió Talco. Italianos,
futboleros, revolucionarios y, sobre todo, juerguistas. Su
indumentaria les delató: la camiseta oficial de nuestros compañeros
del bar Bella Ciao de la capital almeriense, “los locos de la calle
Trajano”, en 'huelga' el fin de semana en Adra trabajando al
mejor lado de la barra. Tuve la oportunidad de ver a Talco una semana
antes en el Rockejat de Torrent, donde compartieron cartel con Los de
Marras y Mafalda. Ahora no tocaba escuchar; ahora tocaba vivirlos.
Todo el pueblo cantó “Maradó, Maradó” con La Mano de Dios,
se trasladó al Hamburgo más antifascista para animar al Sankt Pauli
y regresó a las montañas guerrilleras para llegar al clímax y
despedirse con el clásico Bella Ciao. Talco, ciao.
Se bajó Talco y subió Asian Dub
Foundation con la misión de animar la fiesta. Era febrero, plena ola
de frío, en Granada. Poco se sabía del Juergas. Los Chikos del Maíz
y Asian Dub Foundation, confirmados. “Este verano en Almería
sufriréis un poco menos que ahora...”, comentamos. “Allí
estaremos en Adra, hay muchas ganas de los Asian Dub Foundation”,
respondieron. Los británicos desplegaron su drum and bass vestido de
reggae con toques de rap que evidenció por qué eran una de las
principales cabezas del cartel de Adra. Tras ellos, N.O.H.A. despidió la segunda jornada del festival con unas 'buenas noches' que cerraban
el, hasta entonces, día más internacional de la historia del The
Juerga's Rock.
El despertar en las arenas de Adra a
las 9 horas solo lo pudo hacer llevadero los cien metros que
separaban playa y camping. El calor levantó a los juerguistas, las
aguas de Adra los volvieron a adormecer bajo las sombrillas. Un poco
más tarde, con todos ya bien despiertos, de una plataforma con
sombra en el paseo marítimo abderitano surgió un escenario acústico
en el que los artistas compartían su música con los oídos de un
público que no dudó en aprovechar cualquier hueco de sombra, lo que
llenó el escenario de oyentes al más puro estilo festival hippie al
que acudía mi madre con sus amigos de la JOCA allá por los 80.
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Los Chikos del Maíz actuaron ante centenares de asistentes que no huyeron del sol de las 17.30./ Alba Medina |
De los -5 grados centígrados
granadinos a los 40 y tantos almerienses. De la Salta El Tren de
Granada al festival The Juerga's Rock de Adra. Pues no, los extremos
no se tocan. Y a las 17.30 horas, Los Chikos del Maíz saltaron al
escenario. Los valencianos son unos habituales de los festivales de
pobres -que diría Paco- y no podían faltar al Juergas, repitiendo
asistencia estival a Almería, donde el año pasado tocaron en Vícar.
Su directo no es ningún secreto. Canciones clásicas, repaso general
a La Estanquera de Saigón y mucha pasión, de talibanes o no, entre cánticos de "lipotimia, lipotimia". Nega,
Toni y Bokah reusaron del atrezzo del hidden track ochentero que sí
lucieron en otros conciertos de esta gira. Una peluca con 40 grados a
pleno sol solo la pueden soportar los obreros metalúrgicos del
Donbass y los superhumanos de Twitter. Antes de despedirse, en un
gesto de romanticismo, los valencianos lanzaron un mensaje: vuelve
Riot Propaganda. Podía seguir la fiesta tras el ya clásico
estribillo de Trabajadores dedicado “a los que suben al andamio;
dedicado a los parias, a los olvidados; dedicado a la clase
trabajadora, dedicado a las madres con jornadas de veinte horas;
dedicado al explotado, no al que explota; dedicado al que friega
suelos, a la que sirve copas; dedicado a los que lanzan la primera
piedra”. Y la emoción en mis ojos.
Tras Los Chikos llegó El Puchero del
Hortelano, que traía un concierto especial. Los granadinos están en
plena gira de despedida y cada directo significa un paso más hasta
el punto y final de la banda. Entre tanto, su alegría natural. Y
amor, mucho amor. Un adiós a grabar en la mente de los juerguistas,
que punto y seguido dieron la bienvenida a Gatillazo. “Los
Gatillazo no pueden faltar en el Juergas”, nos comentó Antonio
Alcaraz, uno de los organizadores. No faltaron y
no fallaron. Los años pasan y se le notan, pero Evaristo volvió a
firmar un gran directo con su legión de punkis, algunos más mayores
y otros más jóvenes, acompañándole en la arena, donde pudieron
disfrutar de un repertorio actual mezclado con los primeros pasos de
la formación alavesa e incluso algunos retales de La Polla Records.
Y entre tanto, el camping. Y, entre
tanto, Paco. El sol se escondía entre las montañas que marcan el
límite interprovincial entre Almería y Granada y nuestro amigo
comunista de Adra volvía a nosotros. “¿Cuál es la sustancia de
la vida?”, preguntó. “La energía; un campo florecío, la sexualidad”. Y tras ello, vuelta a la política. Él, jubilado ya,
afirma haber hecho su trabajo, obligándonos a nosotros a recoger su
compromiso y no permitir que un partido vuelva a
vender a la izquierda "como hizo el PSOE en un momento
histórico tras la Transición al echarse en los brazos del gran
capital”. Ya no trabaja, pero aboga por una huelga general
indefinida y culpa a la izquierda de un exceso de democratización
transformado en burocracia que impide una solución urgente a los
problemas de un pueblo. Le comento que mi padre hizo el primer
estatuto de trabajadores del campo en Almería y se suelta aún más.
Hablamos. No tiene demasiada fe en la
juventud. “Un festival como este está bien, algunos simplemente
sirven como elemento de distracción, adormecimiento de la clase
obrera, pero por los grupos que tocan aquí veo que este es
diferente”, dice Paco. Aún así, mi pensamiento y el suyo
confluyen. “Si esta mañana hubiera habido alguna concentración o manifestación aquí, ¿cuánta gente hubiera acudido?”.
Calculamos que, en el mejor de los casos, unos 500 asistentes del
Juergas. Con la de revolucionarios que saben a cuánto está el gramo
pero no qué es un piquete, no nos explicábamos cómo no tenemos ya
socializados los medios de producción y a medio construir el Palacio
de Invierno. “Al fin y al cabo es música, la gente viene a
pasárselo bien, pero luego también tienen que estar cuando hay que
rebelarse. Vosotros tenéis la misión de rebelaros”, nos ordena
Paco. A sus órdenes, comandante.
Volvimos a por la última noche del
Juerga's con La Excepción y sus Oye Compai y Besolla F.S. que
hacen inconfundible el sonido de El Langui y el Gitano Antón. Tras
ellos, Hora Zulú, para los que Filiberto acudió a Adra expresamente
desde Granada, usando dos de los tres días al año que su mujer e hija
le dan de descanso. “Pensaba ir al Viñarock, pero justo nació mi
hija. Luego me enteré de que estaba el Juergas, que venía Hora Zulú
y... de cabeza”, nos confesó el 'Fili' entre chiste y chiste. La
banda granadina tocaba tras dos años alejados de los escenarios. La
organización los convenció y se volvieron a subir para ofrecer un
directo especial lleno de emoción y clásicos que convirtieron a
este en uno de los conciertos más especiales de esta edición del
The Juerga's Rock.
Toy Dolls salió de entre bastidores
como última banda internacional del evento. Abrigados hasta arriba y
con extravagantes pintas sorprendieron a los que no les conocíamos
con un concierto en el que no faltó su popular tema en honor al
elefante Nellie. El animal dio paso a la bestia. Narco saltaba a la
palestra como penúltima banda del Juergas. Ya era domingo, día del
señor, pero los sevillanos parecieron no muy agradados con eso de
dejar a los festivaleros descansar para ir a misa por la mañana. Como tenía que cuidar mi voz como buen profesional de la
radio que soy, decidí ir a dormir y perderme el concierto final de Dremen. Y
hasta aquí la parte que puede leer mi jefe.
“Siempre sale el sol y no importa amanecer...” empezó cantando Trashtucada. De perdidos al río, Dremen se encargó de dejar a cero las energías de los asistentes con una despedida del Juergas llena de dubstep y ritmos electrónicos mezclados con rap y dancehall. Con su fin el sol fue apareciendo. El festival de los pobres y los locos cerraba sus puertas y recogía los drones que capturaron los mejores momentos de cada día. Volver el próximo agosto es obligación. Almería demostró querer The Juerga`s Rock. Bella, ciao. Ciao Juergas, ciao, ciao, ciao.
“Siempre sale el sol y no importa amanecer...” empezó cantando Trashtucada. De perdidos al río, Dremen se encargó de dejar a cero las energías de los asistentes con una despedida del Juergas llena de dubstep y ritmos electrónicos mezclados con rap y dancehall. Con su fin el sol fue apareciendo. El festival de los pobres y los locos cerraba sus puertas y recogía los drones que capturaron los mejores momentos de cada día. Volver el próximo agosto es obligación. Almería demostró querer The Juerga`s Rock. Bella, ciao. Ciao Juergas, ciao, ciao, ciao.
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