Las olas acercan el sonido rock a Adra.
La playa y el calor son autóctonos; la música y la fiesta la pondrá
el The Juerga's Rock el primer fin de semana de agosto. En Almería,
a apenas una semana del festival, las gotas de sudor caen por la
frente. Los Chikos del Maíz, Gatillazo, S.A., El Puchero del
Hortelano, Asian Dub Foundation o Toy Dolls sonando a escasos metros
de la playa abderitana es un oasis. Puntual a las 16:00 horas aparece
por el centro de la capital
Antonio Alcaraz, quien junto a Alex Molina forma A La Carga
Producciones. Viste una camiseta de los Desakato, quienes ya se
subieron al escenario de Adra el verano pasado. Habla del Juerga's
como su trabajo. Su vida.
Antonio Alcaraz es uno de los organizadores del Juerga's Rock |
Se acerca la tercera edición del
The Juerga's Rock. ¿Cómo surge la idea de organizar el festival?
Fue hace tres
años, en Fines [pueblo de Almería, sede de la primera edición del
festival]. Se le ocurrió al propulsor de todo esto, José Carlos
Fortes, que es de allí. El año pasado ya entramos desde A La Carga
y junto con él le dimos otro enfoque, nos lo llevamos a Adra con la
idea de crecer y hacer un festival referente en la provincia. En ello
estamos, ya a por la tercera edición.
¿Cómo se financia el festival?
La financiación
es fundamentalmente privada. En esta tercera edición se ha abierto
la puerta a instituciones y se reciben algunas ayudas, pero vamos; el
mayor grueso, casi total, es financiación privada.
Imagino que durante los primeros
años será complicado obtener beneficios.
Cuesta mucho.
Cuesta mucho porque los gastos son terribles: en cachés, en
producción, en publicidad... Pero esto te engancha. Te engancha y al
final el pelear por que salga adelante el festival se convierte en tu
modo de vida. En eso estamos. Ahora mismo la misión es afianzarlo.
¿Ha variado mucho el presupuesto de
unas ediciones a otras? Imagino que el de 2013 tendrá muy poco que
ver con el de 2015.
El presupuesto ha
variado muchísimo. El primer año era solo un día, en el que
teníamos a Narco, Gatillazo y Porretas. El segundo año ya ampliamos
a dos días, contamos con veintitantas bandas... Y este año ya
imagínate: tres días de festival -contando la fiesta de
bienvenida-, artistas internacionales que conllevan cachés más
altos y mayores infraestructuras, un recinto más grande... Todo,
cuanto más grande, más coste. También se espera que venga mucha
más gente, que es de lo que se trata.
¿Cuánto público estimáis?
Entre unas 6.000 y
7.000 personas. La venta lleva muy bien ritmo. Estamos contentos con
el trabajo que está haciendo el equipo hasta ahora. Detrás de esto
hay trabajadores de prensa, de márketing, de producción, de
escenarios... Las expectativas son buenas. Este año se está
llevando mejor control con las entradas. Se están vendiendo incluso
fuera de España. Eso quiere decir que al menos se está haciendo
ruido. Esperamos mucha gente de Granada, de Madrid, de Sevilla, de
Murcia y de Almería, por supuesto. El año pasado fueron algo más
de 2.500 asistentes, para esta edición esperamos más del doble.
¿Qué cambia este Juergas del
anterior?
Hemos intentado
solventar las carencias del año pasado. Una de ellas fue la zona de
acampada, que se quedó pequeña y sin las comodidades que busca el
público festivalero. La principal apuesta nuestra ha sido un cartel
mucho más ambicioso: grupos más potentes e incluso internacionales,
o añadir la fiesta de presentación gratuita con los Mojinos
Escocíos, Maniática, Cizaña, Eskorzo y No Potable. Otra apuesta
han sido los conciertos acústicos paralelos para darle color a las
horas que quedan entre un día y otro. Aunque estén la playa, los
bares de Adra y el buen rollo del festival, pensamos en algo de
música tranquila para compaginar el finde.
El principal
cambio: cambiar de recinto. Ahora tendremos un recinto mayor, con
mayores comodidades y más cerca de la zona de acampada, el camping y
la playa. Andamos puliendo detalles, no tardaremos en poner planos y
colgar fotos en las redes sociales.
Precisamente el tener la playa tan
cerca imagino que os habrá servido de atractivo a la hora de atraer
no solo a público, sino a grupos también.
Sí, a la gente le
mola, sobre todo a la gente que viene de lugares donde no hay playa.
Ese fue uno de los principales motivos del cambio de Fines a Adra.
Sabemos que el reclamo turístico de Almería en verano es la playa,
y si a eso además le sumamos el festival... Sobre todo por la
comodidad de los asistentes, que tengan al lado un sitio para
refrescarse.
En Fines llevábais de cabezas de
cartel a Narco, Gatillazo y Porretas. El año pasado estaban Boikot,
La Raíz, Gatillazo o los belgas de OPMOC. Para esta edición contáis
con Toy Dolls, Asian Dub Foundation, Anti-Flag, de nuevo Gatillazo,
Soziedad Alcohólika o Los Chikos del Maíz. ¿Para el año que viene
qué dejáis?
Si el año pasado
me preguntas si íbamos a tener este cartel te respondo que ni de
coña. Al final todo va surgiendo: depende de la disponibilidad de
los grupos, que estén en gira, y mil factores más. Ahora estamos
muy centrados en lo que ocurra el 30, 31 de julio y el 1 de agosto.
Si va todo como tiene que ir, en septiembre -aunque siempre decimos
de desconectar un poco-, estará de nuevo funcionando la maquinaria
para organizar el Juergas de 2016. Esto se acaba convirtiendo en tu
modo de vida.
¿En qué os basáis para elegir los
grupos?
Una de las
políticas del festival es que haya variedad sin que eso signifique
perder el sello de identidad propio. El perfil del festival es
punk-rock, pero encajan perfectamente el mestizaje, el hip-hop con
Los Chikos del Maíz o La Excepción, o la electrónica con Dremen.
Sin que esto signifique convertirnos en un festival de hip-hop o de
electrónica.
Es complicado
elegir los artistas. Siempre soñaba uno: “¿Si yo hiciese un
festival qué haría?”. Ahora llega un momento en que dices: “A
ver qué hacemos”. Tienes que cuadrar presupuestos, factores de
producción, temas de los artistas... Luego hay cosas que surgen: un
determinado grupo que encaja, que funciona, que está de gira... Aquí
los únicos que tienen un puesto fijo son los Gatillazo [risas].
¿Te veías hace tres años
organizando a quién te traías a Adra?
Llevo diez años
trabajando en esto, haciendo cosas, aunque no de este volumen tan
grande. Nunca lo piensas. Vas pensando en el trabajo, en la
constancia, en que cada trabajo vaya saliendo bien... Y ahora miras
atrás y si me hubieses preguntado hace un año te respondo: “Ni de
coña vamos a traer a los Toy Dolls y a SA aquí”. Al final se
trata de crecer para ser una referencia, que la gente tenga bien
claro que a este festival tiene que venir sí o sí. No me imaginaba
hace tres años que ahora íbamos a estar tratando con estos grupos.
Pero bueno, que dure más y que cada edición siga creciendo.
Estresante sí será.
Estresante sí,
mucho. Llega un momento, sobre todo los últimos meses, en el que estamos ya cerca y el
trabajo es eterno, el festival te consume los días enteros de curro.
Estamos un equipo de tres personas que somos los propulsores de todo
esto pero detrás hay un equipo enorme: diseñador, community manager
en redes sociales, producción de escenario, gente que coordina el
transporte de los artistas, márketing... Es muy estresante, pero
también es gratificante luego estar allí disfrutando.
También tendréis vuestros buenos
momentos. Por ejemplo, a la hora de anunciar los confirmaciones, con
todo el público expectante...
Eso está guay,
tener a todo el mundo pendiente de la pantalla a un golpe de click
[risas]. Al final una cosa compensa con la otra. Todo el esfuerzo y
todo el trabajo tremendo al final se ven compensados.
¿Organizar el festival da para
pagar vuestros sueldos más allá de agosto?
Debe de dar. Debe de dar para
todo el año. No se trabaja solo en agosto. En agosto hay tres días,
o una semana, en la que ni se duerme, pero realmente desde septiembre
trabajamos en esto. Sería complicado enfocarlo por ahí. Nosotros
con A La Carga no solo organizamos el festival. Hemos organizado el
Candil Rock [festival en Huércal de Almería con Boikot como cabeza
de cártel celebrado el pasado 25 de abril], artistas de proyectos
que llevamos, proyectos de teatro como 'El rock suena en la escuela',
pusimos autobuses para el Viñarock... Se trabaja mucho pero también
hay riesgos. Hasta que no acabamos no sabemos para cuánto da. Se
trabaja para que dé para vivir. Si te contásemos las horas que le
dedicamos a esto...
Soléis utilizar las redes sociales
para lanzar concursos. ¿No os pasáis de generosos?
Hay gente que nos
lo dice, pero una de las políticas del festival es que somos
cercanos al público. Que la gente sepa que no está hablando con un
robot tras las redes sociales, sino con personas que, aunque no les
pongan cara, hablan con ellas, contestan sus dudas y sus preguntas.
Sabemos que el motor de esto es el público, por más esfuerzo que
hagamos nosotros o el Ayuntamiento. Y el público hoy en día está,
casi todo, en las redes sociales. Si ellos nos hacen que lleguemos a
muchas provincias y muchos lugares ¿por qué no compensarlo con
concursos? A la hora de hacer la partida de presupuesto en publicidad
pensamos que esto sería algo diferente y motivador para el público.
¿Qué es lo mejor que os ha pasado
en estos tres años del Juergas?
Algo que llena
mucho es abrir puertas, después de todo el trabajo terrible que hay
detrás de papeleos y coordinarlo todo. Cuando, después de todo eso,
consigues abrir puertas y ves cómo empieza a entrar la gente sientes
una sensación de alivio, de que ya está todo en marcha y ya va todo
para adelante.
Al igual que
lanzar las confirmaciones por internet. Grupos que tienes, a lo
mejor, desde un mes atrás cerrados. Y le das al botón y ves cómo
lo que te ha molado a ti le mola a la gente. Es muy gratificante.
¿Y lo peor que haya pasado?
Los nervios.
Contener los nervios es lo más complicado. Intentamos no quedarnos
con lo malo. Siempre tienes voces más altas de lo que deberían con
tu propia gente, pero eso es algo que pasa en cualquier sitio, son
gajes del oficio. Al final nos quedamos con el subirnos al escenario
los tres socios tranquilos a las 12 o la una de la mañana y tomarnos
una cerveza viendo que el equipo está funcionando de puta madre y la
gente está disfrutando.
Imagina que mañana dos chavales te
llaman y te dicen que tienen ganas de montar un festival, que les des
unos consejos. ¿Qué les dirías?
Que están locos,
que hagan cualquier otra cosa [risas]. Sobre todo que tengan
paciencia, que las prisas no llevan a ningún lado. Paciencia y
constancia. Que no pensasen en ellos mismos. Hay veces que la gente
te escribe algo mal en Facebook. Imagínate que hubiese alguna clave
para gustar a casi 20.000 personas en Facebook. Que tampoco te rijas
a ti: “mi ego, a mí me gusta eso...”. Sobre todo le diría eso,
que intenten dedicarse a otra cosa, que esto es muy sacrificado. Pero
vaya, que si aparece alguien que apueste por la cultura que sepa que
cuenta con nuestro total apoyo.
¿El poder que tiene el Partido
Popular en la provincia de Almería os ha complicado la organización
de un festival como este, lleno de grupos reivindicativos?
No, no intentamos
para nada politizar estos asuntos. Adra nos ha apoyado desde el
primer momento. Ya el año pasado nos apoyaron y este, tras el éxito
del pasado, más. Para ellos también es un impacto económico: para
los bares, los hoteles, etc. Además la gente dio una lección de
civismo y vino a disfrutar de la cultura. La cultura al final es
cultura, tacharlo de esto o de lo otro sería ponerle límites. El
festival está para que lo disfrute todo el mundo y los artistas
hacen música para que la escuche todo el mundo. Nosotros nos
dedicamos a trabajar, a organizar festivales; los que se dedican a la
política que hagan política.
A Soziedad Alcohólika los
censuraron hace unos meses en Madrid. Los Chikos del Maíz tienen
prácticamente betado tocar en Sevilla desde que le suspendieron un
concierto en 2012 por presiones políticas. ¿No pensáis: “A ver
si nos vamos a meter en un problema por llamar a esta gente...”?
Eso nunca lo
piensas. Primero porque está más que demostrado, demostrado en los
tribunales, que no tienen nada que ver con grupos terroristas. Lo de
SA con Madrid es una batalla interna que tienen ahí. Es una jodienda
que en los años que estemos, con la de miles de cosas interesantes
que pueden hacer, se estén cargando la cultura de una de las bandas
más importantes de nuestro país. Con Los Chikos en Sevilla igual.
En eso no pensamos, ni hemos tenido problemas. Estos grupos están
tocando en el resto del país y no pasa nada. Ni se arman revuelos,
ni el público va a matarse a sus conciertos, ni van a reventar el
pueblo... La gente va a disfrutar.
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