La escritora Silvia Grijalba en La Térmica | Fotografía por Diana Jurado
Silvia Grijalba (Madrid, 1967) es de esas periodistas que ha vivido mucho y lo cuenta. Ya como escritora -publicó su primera novela en 2001- ha dejado de lado los vaivenes de la vida del crítico musical y dirige la Casa Gerald Brenan en Churriana (Málaga). Con su inconfundible gusto por el negro a la hora de vestir, nos atendió en la segunda planta de La Térmica antes de su ponencia en La Noche de los Libros. "Tenemos veinte minutos que tengo la charla con Ray Loriga".
¿Hay mucha diferencia
entre escribir crítica musical y una novela?
Es muy distinto. No tiene nada que ver una cosa con la otra. La crítica tiene mucho trabajo práctico y la novela es algo más
interior. Creo que hay una época para cada cosa. Hubo un tiempo en el que me divertía
mucho yendo a festivales y a conciertos, pero cuando vas teniendo una edad te
apetece más estar en casa y escribir. Hay que ir adecuando las cosas que vas
haciendo según las apetencias y según la edad. Me aburría ya de ir todos los
días a conciertos, no sólo ya que me cansara... con medio día de FIB tenía
suficiente.
¿Ir del periodismo a
la literatura es un paso natural?
Para mí son dos cosas que quiero mucho. De repente un día
hay noticias que veo y pienso “ay, dios mío, qué pena no poder cubrirla”. Creo
que el ser periodista es algo que tienes siempre, como una especia de sacerdocio.
Y eso lo tengo todavía. Por otra parte, la literatura es una especie de
liberación. Ahora que prácticamente no se puede vivir de la literatura, es una
verdadera vocación. Lo haces porque lo necesitas y porque te gusta. No creo que
nadie te diga que escribas por dinero. El periodismo y la literatura son dos cosas muy distintas pero para mí, las dos son vocacionales y que no voy a perder nunca. La visión periodística la
sigo teniendo igual que tengo la literaria; oigo una conversación y pienso si
podría sacar una buena novela de ahí, o veo una exclusiva y sé que es un
notición. Ahora sin ser periodista muchas veces llamo al periódico y les digo “oye, que está esto, creo que os puede resultar muy interesante”. Ahí ese ímpetu no lo
he perdido.
¿Qué autores españoles
hay en la línea del Nuevo Periodismo americano?
Creo que Ray Loriga podría ser un buen ejemplo de eso porque
es muy observador y tiene una visión que podría ser periodística. Pero el
problema es que no hay publicaciones que hagan eso, revistas... Es decir, Rolling
Stone español es para llorar, y ha cerrado de hecho. Es una de las peores
revistas que he visto en mi vida. El problema es que no hay periódicos ni
revistas que permitan a los escritores hacer ese tipo de periodismo gonzo.
Cuando estaba en El Mundo sí es verdad que Fernando Baeta me permitió hacer ese
tipo de cosas y me pude ir con Loquillo, con Héroes del Silencio, pero que
ahora con los medios que hay es imposible. Tampoco hay en España ese espíritu
anglosajón de meterte de lleno y ese es el gran fallo que tenemos.
¿La biografía que
escribiste sobre Depeche Mode (La Máscara, 1995) no bebe de ese periodismo?
En el caso de esa biografía fue el primer libro que escribí
y sólo fue trabajo de investigación porque ellos no querían que se
publicase. No pude estar con ellos. Pero, por ejemplo, uno de los proyectos que
tengo es hacer un libro sobre Enrique Bunbury, donde su mujer va a buscar las
fotos y yo hago el texto. Con Enrique he estado de gira, cubriéndola en
Alemania y en España, también como música yendo con él. Eso sí que me apetece porque es alguien que conozco muy bien y donde
podría hacer ese tipo de periodismo.
¿Cómo enfocarías una
película como la nueva sobre Kurt Cobain?
Creo que eso lo tienes que enfocar como escritor, no como
periodista, porque es ficción. O has estado con él o todo el trabajo es de
documentación. Yo, por ejemplo, si el día de mañana, dios no lo quiera, se muere
Loquillo, podría hacer algo así de él porque a Loquillo lo conozco a la perfección.
Pero si no lo has conocido lo tienes que enfocar como algo de ficción.
En 2008 escribes una antología
sobre letristas españoles (Palabra de Rock. Antología de letristas españoles,
de la Fundación Lara), ¿recuerdas alguno que te haya sorprendido?
En ese libro elegí algunos que me gustaban mucho y otros que no
tanto. Astrud por ejemplo, en un principio no me gustaban, pero después
descubrí que están bien. Pero como estaba haciendo una antología, creo que debía
hacer un recorrido por las distintas formas de enfrentarse a la creación
literaria. Por eso es tan variado, pero no recuerdo que ninguno me
sorprendiera. Con Nacho Vegas estuve también de gira cuando Radical Sonora,
justamente con Bunbury también, cuando estaba en Manta Ray. A Extremoduro no lo
he entrevistado nunca... pero no, con los españoles no he tenido sorpresas
especiales.
¿A qué crees que se
debe que Roberto Iniesta no conceda entrevistas?
Pues a lo mejor no tiene nada que decir, podemos valorar esa
posibilidad. [Risas] No tengo ni idea pero si es así yo lo agradezco. Me he
encontrado con músicos que no tienen nada que decir, que a lo mejor su música
está muy bien pero que ellos no son gente que se abran. Conceder entrevistas y
concederlas bien es difícil. Por ejemplo, a Sr. Chinarro lo he entrevistado y
creo que es una persona que no debería conceder entrevistas, no tiene nada que
decir. Si la liara sería divertido, pero es que ni eso. Y además, parece que le
molesta hacer entrevistas. Si te molesta conceder entrevistas y no tienes nada
que decir, pues no las hagas. A mí Robe Iniesta no me gusta especialmente pero
lo respeto mucho como letrista. No me gusta pero reconozco que hacen un
producto muy bueno. Es de los músicos españoles a los que más respeto. Si no
quiere dar entrevistas es porque quizá sea tímido o porque ya lo dice todo en
su obra. Igual Sr. Chinarro es que no dice nada en su obra y entonces no tiene
que explicar nada de ella.
¿Y alguna entrevista donde
lo hayas pasado mal?
No, en general no. Si el personaje es seco directamente no
he publicado la entrevista. Un periodista también debe darse cuenta que hay
veces que la culpa no es de quien hace la entrevista, y que si la persona no da
más de sí tiene que decidir no sacar la pieza. Espero el tiempo prudencial,
quince minutos o así, y al salir le digo a la productora que no se va a
publicar porque no tenía material. Que le enseñen a hacer entrevistas, que en
Estados Unidos eso se hace. Creo que aquí en España tenemos un problema con la
comunicación de los artistas, y especialmente en los músicos, que no se les
enseña que la promoción es muy importante. Debería haber un tipo de asesor de
prensa para músicos. Yo he pensado hacer ese trabajo. De hecho, a algunos amigos
músicos les he dicho “el concepto de este disco es tal y esto es lo que deberías
explicar”. Yo cuando hago un libro me pienso muy bien qué es lo que tengo que
transmitir. Muchas veces escribes un libro y no sabes muy bien cómo decir lo
que quieres transmitir con él y debes dar una entrevista para que la gente lo
entienda. Yo me hago un estudio a mí misma preguntándome qué es lo que quiero
explicar, y eso deberían hacerlo los músicos. Y si no ellos, la gente de prensa.
Escribiste Dios Salve
a la Movida (Espejo de Tinta, 2006), ¿crees que todavía es un fenómeno con algo que
decir a la gente más joven?
Yo creo que no, es historia. Es como la revolución francesa: algo que hay que conocer pero por dios, no nos quedemos en eso. A ver si se
hacen cosas nuevas que tapen la movida. Quedarse en que la movida fue la mejor
época pues tampoco. Estuvo bien, abrió caminos, pero no hay que quedarse con que
la movida es lo más.
¿Y qué piensas de
quien opina que la movida tapó las reivindicaciones del rock radical vasco?
Es que creo que eso es falso. El rock radical vasco cumplió
su función, tenía una implicación más política y social, y la movida fue más
frívola. Pero la frivolidad también está bien a veces, no todo tiene por qué
ser político. Es como decir que el glam rock tapó lo que pasó con el punk. Cada
cosa tiene su tiempo y su lugar y no tienen por qué taparse.
¿Están desapareciendo
los viajes pagados a periodistas por parte de las discográficas?
No sé, yo cuando trabajaba en El Mundo iba todas las semanas
a Londres con el viaje pagado por las compañías de discos. Pero creo que ahora
ya no se sigue haciendo eso. Antes sí que es verdad que íbamos a todos los
festivales de América y de Inglaterra pagados por las discográficas. He
entrevistado a Bowie, a Mick Jagger, a Depeche Mode y a todos esos quedándome
en hoteles de cinco estrellas. Las giras
con Bunbury eran pagadas por la discográfica durante una semana. Hasta cierto
punto aquello era correcto, aunque también me parecía bien que El País no
aceptara invitaciones. Muchas veces es muy tentador. Pero a ver, si la
posibilidad es entrevistar a Bowie con el viaje pagado; coño, es que estás
entrevistando a Bowie. No te están chantajeando. Pero es verdad que lo de El
País me gustaba porque al ser un medio con mucho dinero podía costearse los
viajes. Pero de todas formas a mí me invitaban a Londres tres días a
entrevistar a Pepito Gómez, y si a mí me parecía que Pepito Gómez no era
interesante, no tenía por qué salir en el periódico, yo no iba a entrevistarlo.
Después tu experiencia
en The Guardian, ¿cuáles dirías que son las mayores diferencias entre el
periodismo allí y aquí?
El problema de los periódicos es generalizado, también ha
habido muchos despidos en Estados Unidos e Inglaterra. Cuando trabajaba en El
Mundo ganaba mucho más dinero que cualquier otra profesión. El periodismo en
España no ha sido algo tradicionalmente mal pagado, sino que ha venido con la
crisis.
Qué recuerdas del primer
festival, de las primeras entrevistas.
Creo que te lo tomas con entusiasmo, y las entrevistas echándole
mucho morro. Decía que iba a entrevistar a gente en Inglaterra que nadie más
conocía o no podía en el medio. Mi recomendación para la gente de periodismo es
que le pidan hacer cosas que nadie más tiene capacidad de hacer. Me fui a Londres
a entrevistar a Martin Amis y a Julian Barnes. Era algo que ellos no podían
hacer porque no tenían corresponsal en Londres, mandé las entrevistas, me las
cogieron y empecé a trabajar allí. Hay que echarle morro. Ni estudiar másters
ni tonterías. Lo que hay que hacer es currar, currar, currar y escribir. ¿Qué
hay que hacer para aprender a escribir? Pues escribir. Es fácil, no hay más.
Tú que eres una
escritora relacionada con el underground y el punk, ¿qué pensaste cuando
Orishas homenajeó en 2008 a Russ Meyer en un videoclip?
Me parece normal porque Russ Meyer se puede ver desde el
lado underground y desde el literal, el de señoras tetonas y Orishas es eso,
¿no? Ellos cogieron el lado literal. No veo mal que la gente no entienda el
guiño underground de las cosas. Orishas verían a unas tetonas y dirían “anda
qué guay esta película”, pero podrían haber cogido una de Nacho Vidal. Creo que
ellos no sabrían que Russ Meyer era alguien de la escena underground, o quizá
algún director ejecutivo les dijera que estaba guay. Las cosas underground
nosotros las vemos como tal, pero que luego tú ves una película de Meyer
sin saber que es suya ni sin saber todo el rollo de Super Vixxens y es una
película de señoras tetonas corriendo para arriba y para abajo y enseñando el
pecho, no hay más. No hay que sacralizar esa cosa del underground, si la gente
no lo entiende pues tampoco pasa nada. “Es que han cogido a los Sex Pistols
para un anuncio”, pues vale.
|Entrevista por Carlos Frías y Alberto Albertus|
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